El mundo del vino, tiene algunos actores que merece la pena conocer, recibir su mensaje y probar sus vinos in-situ. Hacía unos meses, en la feria Alimentaria de Valladolid tuve ocasión de probar sus vinos, y me causaron muy buena impresión, pero sobre todo me impactó la ilusión y la alegría con la que Amparo Baniandrés me contaba el cuidado de la viña, la selección de las uvas, la elección de las barricas… como un enólogo veinteañero que empieza, esta simpática señora fue capaz de transmitirme algo diferente.
Algún tiempo después volví a coincidir con ellos en Fenavin, donde desde su pequeño Stand repartieron la luminosidad, aromas de fruta y profundidad de sus vinos a todo posible importador que supo ver la autenticidad en las caras de estos bodegueros y en las botellas que hasta allí trajeron. En aquella ocasión, intercambiamos unas palabras, y prometimos volver a vernos en Quintanamanvirgo (Burgos) que es donde tienen la pequeña bodega.
A finales de junio, en una cata en el asador La Forja de Zaragoza, catamos con calma Apricus Sensus 2007 y la mayoría de los asistentes comenzó a lanzar frases de aprobación, de admiración e incluso de excitación… un vino espectacular, con aromas de vainilla, chocolate, orejones, pimienta… y una sensación en boca de volumen y carnosidad digna de los grandes vinos de la Ribera del Duero.
Por fin, el pasado 6 de julio visité Apricus: Un proyecto alrededor de 30 has. de Tempranillo en Quintanamanvirgo, Olmedillo y Gumiel de Mercado. Pero sobre todo basado en las ganas de Amparo Baniandrés y José Luís Briones que me recibieron en su «casa» con la amabilidad y naturalidad de que nos conociéramos de siempre. De alguna manera yo les conocía, había recibido claramente su mensaje a través de sus vinos y eso me bastaba. En un principio fue Amparo la que me enseñó la pequeña bodega, ideal para trabajar cantidades pequeñas y hacerlo con calidad y con limpieza, todo lo necesario para no intervenir demasiado y dejar hacer a la naturaleza. Tomamos un vino (Apricus Roble 2010) mientras esperábamos a José Luís, él fue quien tomó las riendas de la segunda parte de la visita.
Fuimos, por carreteras secundarias y caminos con pendiente hacia arriba, hasta un paraje en Gumiel de Mercado (Foto), unas viñas a más de 900 metros de altura en un suelo arenoso muy pobre, donde los bodegueros de la ribera van ganándole terreno al cereal, que es el otro cultivo que comparte paisaje. Un viñedo muy cuidado y con un aspecto excelente, en un lugar remoto al que José Luís viene a trabajar con la alegría recuperada del que comparte un sueño. Terminamos la visita con un almuerzo (tenía que ser lechazo), acompañado de un Apricus Crianza 2007 en un lugar muy recomendable: El Palacio de Guzman
Me ha gustado mucho tu post, ya tienes una fans mas, felicidades