Abadia Retuerta

A principios de Julio, con los viñedos en un momento vegetativo exuberante y frondoso, llegué a Sardón de Duero, por esa carretera que circula junto a muchos de los famosos «pagos» de la Ribera del Duero. Es un camino por el que me cuesta conducir, ya que distraen mi atención las bodegas, las viñas y los pueblos que va desde Soria hasta Valladolid.

Al llegar a «Le Domaine«, donde se acaba de abrir un espectacular hotel dentro de las instalaciones de la histórica abadía, te das cuenta de la dimensión del proyecto, basado en el viñedo y en el vino, pero que va mucho más allá y pretende colocarse como referencia del enoturismo mundial de categoría superior.

El viñedo tranquiliza, transmite normalidad y trabajo de los ingenieros que cuidan hasta el último detalle de las más de 200 Has de viña distribuidas en una parcela de 700 Has que rodea la Abadía, desde el río hasta la ladera de los montes desde donde se divisa como una sola pieza imponente. Joaquin me acompaña por el viñedo y me va explicando variedades, alturas, pequeñas anécdotas… Pero el que realmente me habla es el viñedo, y cuando llegamos al Pago Garduña, casi no me tiene que decir nada: Es de esas parcelas que parecen destinadas a dar un gran vino y se nota al acercarte.

Al llegar a la bodega, de la que tantas veces había oído hablar, me impresionó la sencillez, la operatividad de la nave de depósitos, con los OVI con capacidad de sobre-volar el resto de depósitos y trasladar vino, pasta, hollejos hasta cualquier punto. El sistema de vaciado, lavado y vaciado de barricas «in situ» también impresiona desde un punto de vista técnico y los espacios en vertical de la nave de barricas están pensados para este sistema desde el principio. Está claro que todo el diseño de esta bodega está pensado por alguien que quiere sacarle el mayor partido cualitativo posible a sus viñedos…

El final de la experiencia fue una pequeña cata, junto con Álvaro Pérez, en una acogedora sala de degustación entre las paredes de piedra de Abadía Retuerta. Primero probamos un «Selección especial 2008» (Toffe, pimienta, sabroso, equilibrado) y después un «Pago Garduña Syrah 2004» (Higos, menta, goloso, largo), con la calma necesaria y los comentarios del presente y el futuro de este proyecto que parece muy sólido (claro que esta basado en conseguir la mayor calidad y no se han escatimado medios para ello).

APRICUS entusiasmo en Ribera del Duero

El mundo del vino, tiene algunos actores que merece la pena conocer, recibir su mensaje y probar sus vinos in-situ. Hacía unos meses, en la feria Alimentaria de Valladolid tuve ocasión de probar sus vinos, y me causaron muy buena impresión, pero sobre todo me impactó la ilusión y la alegría con la que Amparo Baniandrés me contaba el cuidado de la viña,  la selección de las uvas, la elección de las barricas… como un enólogo veinteañero que empieza, esta simpática señora fue capaz de transmitirme algo diferente.

Algún tiempo después volví a coincidir con ellos en Fenavin, donde desde su pequeño Stand repartieron la luminosidad, aromas de fruta y profundidad de sus vinos a todo posible importador que supo ver la autenticidad en las caras de estos bodegueros y en las botellas que hasta allí trajeron. En aquella ocasión, intercambiamos unas palabras, y prometimos volver a vernos en Quintanamanvirgo (Burgos) que es donde tienen la pequeña bodega.

A finales de junio, en una cata en el asador La Forja de Zaragoza, catamos con calma Apricus Sensus 2007 y la mayoría de los asistentes comenzó a lanzar frases de aprobación, de admiración e incluso de excitación… un vino espectacular, con aromas de vainilla, chocolate, orejones, pimienta… y una sensación en boca de volumen y carnosidad digna de los grandes vinos de la Ribera del Duero.Leer más »

Vinos de Mallorca, diversidad e ilusión

Tenía pensado hace tiempo recorrer algunas bodegas de la isla de Mallorca, ya que estaba oyendo hablar de ellas y estaba encontrando vinos interesantes en lugares insospechados. El Stand de Vins de Mallorca en Prowein 2011 fué lo que me acabó de convencer de su potencial y su presencia en Alemania. Las bodegas mallorquinas han sabido aprovechar a sus visitantes/habitantes alemanes y no se han limitado a darles sol y playa, sino que les han convencido de la calidad de sus vinos y estos los consumen aqui y allí diversificando estupendamente el negocio de estos pequeños bodegueros que se adaptan a estos clientes apostando finalmente por la calidad. Acompañado de Francesca Lagartera, conocedora del sector vinícola mallorquín, comenzamos la ruta por la isla con una furgoneta de alquiler.

Para mi fue muy emocionante encontrar bodegueros ilusionados, pese a lo difícil de la situación económica apuestan por seguir elaborando en una gama media-alta muy complicada de vender en estos momentos, pero con estilos y matices diferenciales están consiguiendo sortear los problemas.

Una de las bodegas que me llamó la atención fue Can Majoral, un caserón donde Andreu (tio y sobrino) elaboran, con filosofía de agricultura ecológica y clara orientación a la recuperación de variedades autóctonas. Impresionante su vino blanco de Giró Ros, una variedad recién aprobada por las autoridades y con la que habían elaborado un blanco con aromas de frambuesa, tomillo y frutos secos que no dejará indiferentes a los afortunados.